El monóxido de carbono es un gas venenoso que no se ve, no tiene olor ni irrita los ojos o la nariz. Por eso, para reducir al mínimo la posibilidad de intoxicaciones, te recomendamos:
. Ventilá los ambientes.
. Hacé controlar los artefactos de gas con un gasista matriculado (es importante que la llama sea azul).
. Si alguien siente mareos, dolor de cabeza, náuseas o somnolencia, abrí puertas y ventanas y vayan al centro de salud más cercano.
. Ventilá los ambientes.
. Hacé controlar los artefactos de gas con un gasista matriculado (es importante que la llama sea azul).
. Si alguien siente mareos, dolor de cabeza, náuseas o somnolencia, abrí puertas y ventanas y vayan al centro de salud más cercano.
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