Enseña a los niños a creer en los ideales
y que aquellas cosas que no se ven también son realidades.
Diles que el amor no se ve pero se puede sentir, que la
música tiene una explicación pero que las melodías
salen del corazón.
Enséñales a tener esperanzas, pues todos
los días sale el sol.
Enséñales el respeto por las cosas simples
y por la naturaleza.
Enséñales a rezar, a cerrar los ojitos y
que se imaginen a su ángel guardián que los protege y los
guía.
Enséñales todos los días a trabajar
en un pequeño proyecto, diferente siempre.
Estimula su creatividad con sus juguetes y con otros juguetes
que ellos mismos puedan crear.
Enséñales a sonreír y acarícialos
siempre, sean quienes fueran esos niños, porque no sabes en qué
pueden convertirse mañana, tal vez sean ellos quienes te den su
mano amiga o te nieguen el saludo cuando menos lo esperes. Tal vez sean
tu medico, tu amigo, tu asaltante, o tu juez.
Enséñales que la vida es aprender a ser
feliz y que la vida nos dará muchas alegrías, pero nosotros
debemos darle también un sabor a la vida.
Enséñales que debemos darle un poco de alegría
a todas las cosas y que todo lo que llegue a nuestras manos o a nuestra
vida, siempre debemos dejarlo mejor de lo que estaba cuando lo encontramos.
Enséñales que todo aquello que tome contacto
con nosotros debe siempre mejorar.
Enséñales el valor del respeto, de la fe,
de la confianza, enseñales a ser inteligentes y que no desdeñen
sus sentimientos, enseñales a amar y que en todo momento sepan que
tienen el derecho de vivir y ser cada uno lo que en su vida quiera ser.
Enseñales que cuando sean grandes deben querer
y respetar a los futuros niños.
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