Eso del compromiso no está de moda y aún, los que han asumido un compromiso fácilmente resbalan y se dejan llevar por esta sociedad en la que el “yo” prima sobre el “nosotros”.
Es triste constatar cómo demasiadas veces, se utiliza como razón para hacer o dejar de hacer, el propio yo. Yo, antes que nadie, ni nada. De esta manera, el compromiso o a veces simplemente la responsabilidad, desaparecen. ¿Por qué dar importancia a las pequeñas cosas de las cuáles me he responsabilizado? Lo mío va primero y los otros que se apañen.
Yo quiero, yo necesito, yo hago, YO DECIDO… por eso, a veces, sorprende tanto, cuando compartimos la vivencia comunitaria, en la que todas nos vinculamos o apoyamos lo que se hace. Y luchamos para que prime el “nosotros” entre nosotras.
Al igual pasa en muchos matrimonios, en muchos padres y madres que luchan para dar a los hijos lo mejor; a veces duermen poco para cumplir con todas sus responsabilidades.
O como en los castellers, cómo alguno no arrime el hombro, no quiera subir, o se caiga, no hay castillo que valga, que suba recto, que sea esbelto o que no se derrumbe...
Dejemos el yo para relacionarnos con Dios, para presentarnos tal como somos ante el Padre Dios y despojarnos de nuestros egoísmos y crecer en altruismo y humanidad. ¡Va por ti!
Texto: Sor Gemma Morató - www.mivocacion.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario