En estos días es titular de las noticias el naufragio del barco de bandera italiana más grande del mundo, en las costas italianas.
Esta situación trae el recuerdo de un hecho no demasiado conocido: La mujer argentina que sobrevivió a varios naufragios. ¿Será un poco yeta?
Se llamaba Violeta C. Jessop y había nacido en Buenos Aires allá por el año 1888.
Su padre era un pobre trabajador en una estancia que criaba ovejas y descendiente de las familiar que se habían asentado en Buenos Aires después de la segunda invasión inglesa, a comienzos del siglo 19. Había enfermado de tuberculosis y muere por ese motivo. Violeta retorna entonces a Londres con el resto de su familia , y para ayudar a su madre, acepta un contrato en la compania naviera White Star, ocupando el cargo de camarera.
Empieza entonces a trabajar por 17 horas al día, ganando como salario 2 libras y 10 peñiques.
Estaba embarcada en el "Olympic", hermano gemelo del Titanic.
Justamente se encontraba a bordo de este buque, el día en el que colisionaron el Olympic y el Hawk, en el año 1911, un 20 de setiembre.
Cuando tenía unos 24 años, sus amigos la convencen para que pase al Titanic, argumentando que trabajar en un barco como ése podría ser una experiencia inolvidable.
La noche en la que el Titanic choca contra el iceberg, Violeta estaba durmiendo en su litera, alguien le ordena subir a la cubierta principal y trepar al bote número 16, junto a otras mujeres, para que estén a salvo.
Después de más de 8 horas de deriva en el frío Atlántico Norte, Violeta es salvada junto a 19 de las 23 mujeres que ocuban el bote por el buque "Carpathia".
Pero para Violeta la historia no había terminado.
Había comenzado la Primera Guerra Mundial.
Violeta se enrola en la Cruz Roja Británica, ahora como enfermera, siendo su nuevo destino el "Gigantic".
El Gigantic fue transformado en buque hospital y cambiado de nombre: HMHS Britannic.
El Britannic, con Violeta a bordo, navegaba por el mar Egeo cuando una violenta explosión sacudió al buque. Violeta es lanzada contra el techo de su camarote y luego el barco se hundiría mucho már rápido que su hermano el Titanic.
Una vez más, Violeta salva su pellejo subiéndose a un bote salvavidas.
Años más tarde, descubriría que sus continuos dolores de cabeza habían sido provocados por una fractura de cráneo originada por aquella explosión.
Violeta se retiró a una estancia en Inglaterra y se dedicó a criar gallinas hasta su muerte, recordando sus 42 años de servicio en el mar.
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