Hoy, 17 de agosto, conmemoramos el paso a la Inmortalidad de José de San Martín, fallecido en el año 1850.
San Martín propició la liberación de Argentina, Chile y Perú.
Bartolomé Mitre escribió acerca de San Martín:
"Se ha
dicho que San Martín no fue un hombre sino una misión. Sin
exagerar su severa figura histórica, ni dar a su genio
concreto un carácter místico, puede decirse con la verdad
de los hechos comprobados, que pocas veces la intervención
de un hombre en los destinos humanos fue más decisiva que
la suya, así en la dirección de los acontecimientos, como
en el desarrollo lógico de sus consecuencias.
Dar
expansión a la revolución de su Patria que
entrañaba los destinos de la América, salvándola y
americanizándola, y ser a la vez el brazo y la cabeza de la
hegemonía argentina en el período de su emancipación,
combinar estratégica y tácticamente en el más vasto
teatro de operaciones del orbe, el movimiento alternativo
simultáneo y las evoluciones combinadas de ejércitos o
naciones, marcando cada evolución con un triunfo
matemático y la creación de una nueva república, obtener
resultados fecundos con la menor suma de elementos posibles
y sin ningún desperdicio de fuerza, y por último legar a
su posteridad el ejemplo de redimir pueblos sin fatigarlos
con su ambición o su orgullo, tal fue la múltiple tarea
que llevó a cabo en el espacio de un decenio y la lección
que dio este genio positivo, cuya magnitud circunscripta
puede medirse con el compás del geómetra dentro de los
límites de la moral humana.
De aquí,
la unidad de su vida y lo compacto de su acción en el
tiempo y en el espacio en que se desarrolla la una y se
ejercita la otra. Toda su juventud es un duro aprendizaje de
combate. Su primera creación es una escuela de táctica y
disciplina. Su carrera pública es la ejecución lenta,
gradual y metódica de un gran plan de campaña, que tarda
diez años en desenvolverse desde las márgenes del Plata
hasta el pie del Chimborazo. Su ostracismo y su apoteosis
son la consagración de esta grandeza austera,
sin recompensa en la vida, que desciende con serenidad, se
eclipsa silenciosamente en el olvido, y renace en la
inmortalidad, no como un mito, sino como la encarnación de
una idea que obra y vive dilatándose en los tiempos."
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